Está claro que el ocio de Dani es tal y como queremos que sea su vida en general, incluído con los niños de su edad.
Pero tampoco esto siempre ha sido así. En un principio, optamos por el camino por el que optan casi todos los padres, el ocio en una asociación.
Empezamos con natación. A Dani le gustaba el agua, así que se suponía que era una actividad de la que disfrutaría plenamente. Nada más lejos de la realidad. Aquello fue casi una pesadilla. Un grupo de niños y jóvenes con autismo, con monitores en el borde de la piscina. Un familiar se tenía que meter en la piscina con él... Todavía no sé cómo no se ahogó él o me ahogué yo, el caso es que algo no funcionaba allí. No sabíamos qué era, pero sí sabíamos que para Dani estaba siendo traumático. Pasó de encantarle el agua a tenerle terror. Solución: fuera piscina a pesar de los intentos de convencernos de que nos equivocábamos sacándolo de la actividad. El ocio es ocio, y no una tortura, que era en lo que se había convertido para Dani.
Gracias a un grupo de gente en Fuengirola que hace un trabajo excelente, a Dani se le quitó el pánico y aprendió a nadar en muy poco tiempo.
Descartamos la asociación y lo inscribimos en un grupo de niños de su edad en la piscina de la Universidad de Málaga, especificando que tenía autismo.
Se reunieron con Daniel, y estuvieron viendo cual era la forma más adecuada para que Dani estuviera realmente integrado. La única posiblidad era con un asistente personal. De eso hace tres años y Dani va a natación sin ningún problema.
También tuvimos una experiencia similar en la asociación con la música. Otro fracaso, sin embargo en esta faceta también ha dado mejores resultados realizando la actividad con niños de su edad.
Dani no hablaba nada con esa edad, pero eso no impidió que supiera decirnos de otra manera lo que él quería. Los mensajes que nos llegaban es que si insistiamos llegaría el día en que el niño se acostumbraría. La cuestión es que nosotros no queríamos que se acostumbrara, queríamos respetar su opinión. ¿Por qué si a nuestra otra hija le respetamos sus gustos y aficiones no lo vamos a hacer también con Dani?
En lo familiar, vamos a todos lados. No privamos a Dani de ir a ningún lado por si coge un berrinche o por si se agobia. Muchas veces la gente mira, piensa que es un niño maleducado, o simplemente comentan... pero a nosotros no nos influye en nada. También su hermana se agobia a veces, o protesta o llora porque no se le ha comprado algo, y no por eso dejamos de llevarla a los sitios.
Dani es él y es como es, si no fuera así no sería Dani.
Pero tampoco esto siempre ha sido así. En un principio, optamos por el camino por el que optan casi todos los padres, el ocio en una asociación.
Empezamos con natación. A Dani le gustaba el agua, así que se suponía que era una actividad de la que disfrutaría plenamente. Nada más lejos de la realidad. Aquello fue casi una pesadilla. Un grupo de niños y jóvenes con autismo, con monitores en el borde de la piscina. Un familiar se tenía que meter en la piscina con él... Todavía no sé cómo no se ahogó él o me ahogué yo, el caso es que algo no funcionaba allí. No sabíamos qué era, pero sí sabíamos que para Dani estaba siendo traumático. Pasó de encantarle el agua a tenerle terror. Solución: fuera piscina a pesar de los intentos de convencernos de que nos equivocábamos sacándolo de la actividad. El ocio es ocio, y no una tortura, que era en lo que se había convertido para Dani.
Gracias a un grupo de gente en Fuengirola que hace un trabajo excelente, a Dani se le quitó el pánico y aprendió a nadar en muy poco tiempo.
Descartamos la asociación y lo inscribimos en un grupo de niños de su edad en la piscina de la Universidad de Málaga, especificando que tenía autismo.
Se reunieron con Daniel, y estuvieron viendo cual era la forma más adecuada para que Dani estuviera realmente integrado. La única posiblidad era con un asistente personal. De eso hace tres años y Dani va a natación sin ningún problema.
También tuvimos una experiencia similar en la asociación con la música. Otro fracaso, sin embargo en esta faceta también ha dado mejores resultados realizando la actividad con niños de su edad.
Dani no hablaba nada con esa edad, pero eso no impidió que supiera decirnos de otra manera lo que él quería. Los mensajes que nos llegaban es que si insistiamos llegaría el día en que el niño se acostumbraría. La cuestión es que nosotros no queríamos que se acostumbrara, queríamos respetar su opinión. ¿Por qué si a nuestra otra hija le respetamos sus gustos y aficiones no lo vamos a hacer también con Dani?
En lo familiar, vamos a todos lados. No privamos a Dani de ir a ningún lado por si coge un berrinche o por si se agobia. Muchas veces la gente mira, piensa que es un niño maleducado, o simplemente comentan... pero a nosotros no nos influye en nada. También su hermana se agobia a veces, o protesta o llora porque no se le ha comprado algo, y no por eso dejamos de llevarla a los sitios.
Dani es él y es como es, si no fuera así no sería Dani.
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